AUSARDIAREN GARAIA – TIEMPO PARA LA AUDACIA

 

AUSARDIAREN GARAIA, EKOSOZIALISMO-FEMINISTAREN BIDETIK.

COVID-19. Txinako madarikazio batek zera dio: «Garai interesgarrietan bizi zaitezen». Une historiko batean gaudela esan dezakegu, argi eta garbi. Kontuan hartzen badugu pandemia hau kontinente guztietan gertatzen ari dela, gaur egungo belaunaldiek ez dute antzeko ezer bizi izan inoiz. Zaila, oso zaila izango da ezer gertatu ez balitz bezala segitzea, funtsezko aldaketarik egin gabe jarraitzea.
Aldiz, aldaketa horien norabidea ez dago aldez aurretik idatzita. Kezka handia sortzeko modukoak dira ikusten ari garen autoritarismo, militarismo, kontrol sozial eta birzentralizazioaren seinaleak…


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TIEMPO PARA LA AUDACIA: ACTUAR POR LA VÍA DEL ECOSOCIALISMO-FEMINISTA 

COVID-19. Reza una maldición china: “Que vivas en tiempos interesantes”. Podemos afirmar que estamos viviendo otro momento histórico: si tenemos en cuenta que esta pandemia está afectando a todos los continentes, las generaciones presentes nunca hemos conocido nada similar. En estos días, lo que nos decían que era imposible se ha producido: todo se ha modificado, desde el funcionamiento de la sociedad hasta, por supuesto, nuestro modo de vida. Parece, en consecuencia, muy difícil, que, a partir de ahora, podamos seguir como si no hubiera pasado nada, sin que se realicen en nuestra sociedad cambios sustanciales.
Ahora bien, el rumbo de esos cambios no está escrito de antemano. Tenemos motivos para la preocupación, a la vista de las señales de autoritarismo, militarismo, control social y recentralización que estamos viviendo…


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M8

 

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En el siglo de la gran prueba el ecofeminismo es parte de la solución

Proba handiaren mendean ekofeminismoa konponbidearen parte da

Lecturas para un 8M ecofeminista M8 ekofemistarentzako irakurgaiak
https://www.ecologiapolitica.info/?product=54-ecofeminismos
Economía ecológica y economía feminista: un diálogo necesario

Yayo Herrero pag 219

Ecofeminismo, una propuesta para repensar el presente y construir el futuro.
Marta Pascual Rodríguez y Yayo Herrero López

La catástrofe es no hacer nada

Yayo Herrero en eldiario.es

Vivir y trabajar en un mundo justo y sostenible

Yayo Herrero en sinpermiso

Entrevista a Yayo Herrero
Elikadura burujabetza eta feminismoa eskutik

Etxaldeko emakumeak en Elikaherria.eus

Kontuan har gaitzaten

Etxaldeko emakumeak en Elikaherria.eus

Legeen azterketa ikuspegi baserritar eta feministatik

Etxaldeko emakumeak en Elikaherria.eus

Llenando la ciudad de actividades #ecofeminismesBCN

https://www.barcelona.cat/ecofeminismes/es

Entrevista a Alicia Puleo

en carro de combate

 

27 de septiembre 2019 – 2019ko irailaren 27a

 

 

 

 

 

 

 

 

27 de septiembre 2019. Un viernes para actuar en respuesta al llamamiento global de ‘huelga mundial por el clima’ que, en nuestro entorno impulsa la Alianza por la Emergencia Climática. Millones de personas, principalmente jóvenes (primer elemento de optimismo, reflejo de que la escuela está cumpliendo su cometido de formar jóvenes con espíritu crítico), han mantenido todos los viernes del año una tensión creciente en las calles y que, tardíamente, ha atraído la atención de los medios de comunicación. Y todavía muchos de estos medios intentan desviar la atención de la ciudadanía, y centran su interés, por ejemplo, en  la activista sueca Greta Thunberg, a la que convierten en una especie de icono anecdótico, en lugar de analizar la situación de colapso climático a que se dirige el planeta debido al calentamiento global y la emisión de gases de efecto invernadero.

Como parte de la campaña a favor del clima se están presentando mociones en los ayuntamientos para que declaren la ‘emergencia climática’ y, desde el ámbito local, asuman la responsabilidad de actuar urgentemente para frenar el cambio climático que se nos anuncia irreversible, si se supera el aumento de 1,5º C de temperatura media. Los partidos EAJ-PNV y PSE están votando sistemáticamente en contra de esas mociones, lo que está dejando en evidencia la debilidad y el postureo de la declaración de emergencia climática que proclamó el lehendakari Urkullu el pasado 30 de julio de 2019. Declaración de emergencia que Ekologistak Martxan tildó de ‘lenta’, pues plantea 2050 como horizonte para descarbonizar Euskadi. Declarar la emergencia climática y distanciar a 2050 la meta para solucionar el problema es, cuando menos, una contradicción clamorosa. La clase política no está a la altura, y no ha tomado conciencia de la fuerza de la juventud que reclama un futuro y una vida sostenibles. Parece que sólo tienen oídos para los lobbies económicos. No quieren asumir el marrón de dar malas noticias a la ciudadanía y de, alguna manera, reconocer que nos han estado mintiendo hasta ahora con sus optimistas propuestas de crecimiento continuo para alcanzar el bienestar, un desarrollo armónico y una sociedad ambientalmente justa y sostenible.

El voraz modelo capitalista de producción y consumo que ayudan a sostener es el origen de la degradación de los ecosistemas, de la extinción de las especies, del cambio climático, del patriarcalismo que hace recaer en las mujeres los cuidados, del continuo aumento de la pobreza, de la explotación infantil en los países menos desarrollados, del neocolonialismo y del agotamiento de los recursos… Se ha despejado la duda acerca de las causas. Por fin, la clase científica está abandonando su cómoda posición neutral y está dando a conocer el arsenal de conocimiento que ha acumulado durante décadas (segunda señal de optimismo, que rompe el mito de la imparcialidad de la ciencia y la tecnología) que demuestra que el modelo de crecimiento continuo que ha impulsado la actividad humana es el causante del colapso global al que se dirige la biosfera. Y, atención, también están señalando con claridad cuáles son los límites planetarios de los recursos y de la capacidad de los ecosistemas para actuar como sumideros de los desechos que generan nuestras sociedades. Estas verdades resultan incómodas a quienes pretenden situar la salida al colapso en una versión reverdecida del capitalismo, vía milagro tecnológico.

Las multinacionales y las clases dirigentes van camino de perder la pelea por el relato negacionista. Un ejemplo: la encuesta a la ciudadanía de la Unión Europea muestra que el cambio climático ocupa ya el segundo puesto (en 2018 ocupaba el quinto puesto) entre sus preocupaciones. Un 89% de las españolas y españoles encuestados lo considera “un problema extremadamente serio”. No parece que una ciudadanía crecientemente informada vaya a reducir su inquietud, a pesar de las campañas de reverdecimiento corporativo que están llevando a cabo empresas y gobiernos.

El nivel de conciencia y de activismo está creciendo. Ya no se trata sólo de una preocupación de los países del norte rico, como se decía hace unos años acerca de los movimientos ecologistas. Es el momento de las alianzas entre estos movimientos, los feminismos, los sindicatos, los movimientos por la justicia social, el altermundialismo, los solidarios internacionalistas, etc. (este puede llegar a ser el tercer componente de optimismo, que genere sinergias de trabajo en común y de confluencia). El colapso civilizatorio lo están padeciendo ya los más pobres, una gran parte de las mujeres, las personas excluidas, las migrantes, las y los ancianos… A la extinción de millones de especies y la pérdida de biodiversidad, la acidificación de los mares, el deshielo de los polos, los macroincendios y el aumento de los episodios climáticos destructivos o el desplazamiento de millones de refugiados climáticos, se deben sumar la creciente pobreza, el machismo y la degradación de los sistemas democráticos. Todos estos son síntomas de una enfermedad llamada capitalismo, uno de cuyos tentáculos más graves y extendidos es el patriarcado.

Pensamos que la declaración de emergencia climática debe implicar a todos los actores sociales y políticos, comenzando por la ciudadanía de a pie y el nivel municipal. Va a costar un gran esfuerzo cambiar las estructuras y las inercias políticas y económicas, pero en nuestras manos está poner la vida en el centro y asumir los cuidados. Como dice Yayo Herrero, “mirar desde el prisma de la sostenibilidad de la vida nos lleva a asumir la urgencia de ponernos de acuerdo”. Pero, ¿de acuerdo para qué? Para poner en marcha ya nuestra sociedad en un proceso de transición que -deseamos- sea socialmente justa, ecológicamente sostenible, democráticamente decidida y generosa con las generaciones futuras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2019ko irailaren 27a. Ostiral bat ekintzarako, Klimaren aldeko munduko greba’ deialdiarekin bat egiteko, Klima Larrialdiaren aldeko Aliantzak bultzatuta. Milioika pertsonak, batez ere gazteek, urteko ostiral guztietan tentsio hazkorra  mantendu dute kaleetan (optimismorako lehen seinalea, eskola betetzen ari dela gazteak espiritu kritikoarekin hezteko bere betebeharraren isla). Hala ere, komunikabideek mobilizazio horiei berandu eman diete arreta; eta oraindik hedabide horietako asko herritarren arreta desbideratzen saiatzen dira eta, adibidez, fokua zuzentzen dute Greta Thunberg suediar aktibistarengana, halako ikono anekdotiko bihurtu nahian, analizatu beharrean zergatik planeta berotze globalagatik eta berotegi-efektuko gas-isuriagatik zuzentzen den kolapso klimatikora.

Klimaren aldeko kanpainaren osagai gisa, Euskal Herriko udaletan mozioak aurkezten ari dira ‘larrialdi klimatikoa’ aitor dezaten eta, eremu lokaletik, klima-aldaketa geldiarazteko premiaz jarduteko erantzukizuna onar dezaten; izan ere, klima-aldaketa itzulezin iragartzen zaigu batez besteko tenperatura 1,5º C gainditzen bada. EAJ-PNV eta PSE alderdiak sistematikoki mozio horien aurka botoa ematen ari dira. Jarrera honek nabarmentzen du Urkullu lehendakaria joan den 2019ko uztailaren 30ean aldarrikatu zuen klima larrialdiko adierazpenaren itxurakeria.Ekologistak Martxan-ek larrialdi adierazpen hori ‘moteltzat’ jo zuen, bada 2050a planteatzen du horizonte bezala Euskadi deskarbonizatzeko. Larrialdi klimatikoa aitortzea eta arazoa konpontzeko helmuga 2050era urruntzea kontraesan itzela da, gutxienez. Politikariak ez dira espero bezala aritzen, eta ez diete kasurik egiten etorkizun eta bizitza iraunkorra eskatzen duen gazteriari. Badirudi politikariek belarriak soilik dituztela lobby ekonomikoetarako. Ez dute herritarrei berri txarrak emateko marroia onartu nahi ezta, moduren bat, orain arte gezurra esaten aritu digutela ere, etengabeko hazkundearekin jarraitzeko beren proposamen optimisten bidez, ongizatera helduko ginela, eta garapen harmonikoa eta ingurumenari dagokionez bidezko gizarte iraunkorra lortuko genukeela esaten zigutenean.

Sostengatzen laguntzen dioten ekoizpen eta kontsumoko modelo kapitalista aseezina da ekosistemen degradazioko, espezien desagertzeko, klima-aldaketako, zaintzak emakumeengan erortzea egiten dituen patriarkalismoko, pobreziaren etengabeko handiagotzeko, gutxiago garatutako herrietako haurren ustiapeneko, neokolonialismoko eta baliabide naturalen agortzeko jatorria. Kausei buruzko zalantzak argitu dira. Azkenik, klase zientifikoa bere posizio neutral erosoa uzten ari da eta jakinarazten ari da hamarkadetan zehar metatu duen ezaguera (horixe da optimismoaren bigarren seinalea, zientziaren eta teknologiaren inpartzialtasunaren mitoa apurtzen duena). Ebidentzia zientifikoek frogatzen dute giza jarduerak bultzatu duen hazkunde jarraituko modeloa biosfera zuzentzen den kolapso globalaren eragilea dela. Eta, kontuz, argi eta garbi seinalatzen ari dira ere zein diren planetako mugak baliabide naturalak ustiatzen jarraitzeko eta zein den ekosistemen ahalmena gure gizarteak sortzen dituzten hondakinetako hustubideen moduan jokatzeko. Egia hauek deserosoak gertatzen zaizkie kolapsoaren irteera kapitalismoko bertsio berdetsu batean kokatu nahi dutenei, mirari teknologikoaren bidez.

Multinazionalak eta agintari-klaseak kontakizun negazionistaren borroka galtzen ari dira. Ikus dezagun adibide bat: Europar Batasuneko herritarrei egin dieten azken inkestak erakusten du klima-aldaketak bere kezken artean bigarren postuan dagoela jada (2018an bosgarren postua hartzen zuen). Inkestan parte hartu duten espainiarren % 89k baloratu du “arazoa ikaragarri  serioa” dela. Ez du ematen gero eta gehiago informatutako hiritarrek bere egonezina txikiagotuko dutenik, enpresak burutzen ari diren berdatze korporatiboko kanpainak gorabehera.

Kontzientziako eta aktibismoko maila hazten ari da. Jada ez da soilik ipar aberatseko herrien kezka, duela urte batzuk  mugimendu ekologistei buruz esaten zen bezala. Bada mugimendu hauen eta feminismoen, sindikatuen, justizia sozialagatik mugimenduen, altermundialismoaren, internazionalista solidarioen eta beste mugimendu askoren arteko aliantzarako unea (hauxe izan daiteke optimismorako hirugarren osagaia, komunean lan egiteko eta bat-egiteko sinergiak sortzen dituena). Zibilizazioaren kolapso ez da gertatuko, jadanik gure artean baitago, eta pobreenek pairatzen dute: emakumeetako asko, migratzaileak, kanpo utzitako pertsonetako batzuk, zaharrak… Espezie milioietako desagertzeari eta biodibertsitatearen galerarari, itsasoen azidotzeari, poloen desizozteari, makrosuteei eta pasarte klimatiko suntsigarriei edo milioietako iheslari klimatikoko lekualdatzearen handiagotzeari, pobrezia hazkorra, matxismoa eta sistema demokratikoen degradazioa gehitu behar dizkiegu. Horiek guztiak dira kapitalismoa deitzen den gaixotasunaren sintomak, zeinen patriarkatua baita garro larrien eta hedatuenetako bat.

Euskal Gune Ekosozialistakook pentsatzen dugu larrialdi klimatikoko adierazpenak aktore sozial eta politiko guztiak inplikatu behar dituela, hiritar arruntetatik eta udal-mailatik hasiz. Ahalegin handia kostatuko da egiturak eta inertzia politiko eta ekonomikoak aldatzea, baina gure eskuetan dago bizitza erdian jartzea eta zaintzez arduratzea. Yayo Herrerok dioenez gero, “bizitzaren jasangarritasuneko prismatik begiratzeak behartzen gaitu akordio batera heltzeko premia onartzen”. Baina, ados jartzea zertarako? Jada gure gizartea  trantsizioko prozesu batean abiarazteko, sozialki bidezkoa, ekologikoki iraunkorra, demokratikoki erabakita eta eskuzabala etorkizuneko belaunaldiekin izan dadila.

 

Bueno, G. (2017). ¿Nos estafa Zabalgarbi?

GORKA BUENO, PROFESOR DE INGENIERÍA EN LA UPV/EHU
NAIZ, 2017/04/19

En 2017 la retribución de Zabalgarbi ha mejorado aun más. Mientras que las instalaciones renovables ponen el grito en el cielo por un nuevo recorte de 600 millones de euros, durante los próximos tres años Zabagarbi tendrá una retribución fija más baja.

Valore la lectora. Las energías renovables no levantan cabeza en el Estado. El gobierno español acaba de recortar en 600 millones de euros al año las primas a la electricidad renovable. Este recorte se suma al de 1.700 millones de 2014. Pero hay excepciones. En Euskadi una instalación es la envidia de todas: Zabalgarbi, la incineradora de residuos de Bizkaia, que en vez de ver recortadas sus primas, mejora las condiciones.

Zabalgarbi siempre ha recibido primas para fomentar la electricidad de fuentes renovables, cogeneración de alta eficiencia y residuos. Son tan importantes, que Zabalgarbi se dio de alta en el sistema (también conocido hasta 2014 como Régimen Especial) en abril de 1996, nueve años antes de que comenzara a incinerar residuos.

Cuando empezó a generar electricidad, en 2005, la CNE (responsable de liquidar el pago de las primas) identificaba a Zabalgarbi como una instalación «c1», de «Centrales que utilicen como combustible principal residuos sólidos urbanos» según el RD 436/2004, que definía «combustible principal» como aquel que supone, al menos, el 70% de la energía utilizada. Pero esta condición no se cumple en Zabalgarbi, que es una incineradora de residuos integrada a un ciclo combinado, y donde en torno al 70% de la energía que entra a la instalación es gas natural. Las liquidaciones de la CNE muestran que en Zabalgarbi se prima toda la electricidad, también la que genera a partir del gas natural, con una eficiencia muy inferior a la de otros ciclos combinados, que no reciben ninguna prima. Estas primas son fundamentales para Zabalgarbi: en 2012, por ejemplo, recibió 20 millones de euros en primas. Sin ellas, la venta de la electricidad en el mercado eléctrico no hubiera cubierto el coste del gas natural ese año (38 millones).

La situación fue más grave en 2006. Según informes en poder del Servicio de Información Ambiental del Gobierno Vasco, en noviembre de 2005 se averió la turbina de vapor del ciclo combinado, que es donde se transforma en electricidad la energía de los residuos. Como esta turbina no se repuso hasta abril de 2007, Zabalgarbi estuvo casi 17 meses generando electricidad solo en su turbina de gas natural, sin cogeneración, e incinerando residuos sin aprovechar su energía (Zabalgarbi lo llama modos D y E de funcionamiento), aunque siguió cobrando primas: en torno a 9 millones de euros. Esas primas se cobraron sin que se dieran las condiciones que dan derecho a ellas: cogeneración o valorización energética de residuos, ya que la turbina de vapor estaba parada por avería. La Diputación de Bizkaia, propietaria de un 20% de la planta, recoge en sus registros que durante esos 17 meses Zabalgarbi «valorizó energéticamente» en torno a 300 mil toneladas de residuos, algo absolutamente imposible.

Pasada la avería, Zabalgarbi siguió cobrando unas primas cada año más sustanciosas, hasta que en 2013 la coyuntura empeoró significativamente. El precio del gas natural casi triplicaba el de diez años antes, y el empuje de las renovables y la caída de la demanda tiraba por los suelos el precio de la electricidad en el mercado mayorista. Como Zabalgarbi incinera residuos de forma continua, si quiere valorizarlos tampoco puede parar el ciclo combinado, lo que obliga a malvender una electricidad generada en un 70% a partir del caro gas natural.

En esa coyuntura tan revuelta (2013), el gobierno español reformó el sistema eléctrico y las «primas a las renovables». Los parques eólicos con más de diez años quedaron sin primas y las instalaciones fotovoltaicas sufrieron un recorte brutal, en torno a 1.700 millones anuales en total. Zabalgarbi, sin embargo, mejoró sus primas. Hasta 2013 las había cobrado en función de la electricidad generada (el 70% a partir de gas natural). En 2012, 19,8 millones de euros por generar 659 GWh. Con el nuevo sistema pasó a recibir una retribución fija de 18,85 millones, casi un millón menos, pero independiente de la electricidad generada, siempre que superase un mínimo de horas anuales de funcionamiento. Esas fueron las primas de 2015, a cambio de tan solo 485 GWh y con un coste muy inferior del gas. Con el sistema anterior, hubiera recibido menos de 15 millones de euros. Una mejora sustancial, de más del 35%, en un contexto desolador para las instalaciones de verdad renovables. Por cada MWh renovable generado en 2015 (menos del 18% de toda su electricidad tuvo origen renovable ese año), Zabalgarbi ingresó una prima de 200 euros. ¡Ya quisieran muchas instalaciones de verdad renovables, que no emiten CO2 por generar electricidad, una prima tan jugosa! Porque Zabalgarbi emitió 456 kg de CO2 por cada MWh generado; bastante más, de hecho, que la mezcla del sistema eléctrico aquel año (300 kg).

Pero en 2017 la retribución de Zabalgarbi ha mejorado aun más. Mientras que las instalaciones renovables ponen el grito en el cielo por un nuevo recorte de 600 millones de euros, durante los próximos tres años Zabagarbi tendrá una retribución fija más baja (retribución a la inversión), de 13,7 millones de euros anuales, a la que se sumará una retribución variable de 17,45 euros por MWh generado (retribución a la operación). Con la generación de 2015 la retribución total ascendería a más de 22 millones anuales (menos de 19 estos últimos años); con la generación de 2012, superaría los 25 millones. Es de prever, por tanto, que Zabalgarbi genere mucha más electricidad este próximo trienio. Para ello tendrá que consumir mucho más gas natural, pero su precio, ligado al del petróleo, ha bajado sustancialmente estos últimos años, y los gastos de Zabalgarbi están dominados por el coste del gas natural que consume. Este importante detalle, bastante obvio para cualquiera que conozca la instalación, parece que ha escapado a los reguladores del ministerio, ya que la instalación tipo de Zabalgarbi (IT-01038) aparece en la Orden ministerial justo en la última posición de una serie de más de 700 «Instalaciones tipo cuyos costes de explotación no dependen esencialmente del precio de combustible» (Anexo III.A).

Sin duda, Zabalgarbi tiene que ser la envidia del sector.

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Hemendik hartuta: http://www.naiz.eus/eu/iritzia/articulos/nos-estafa-zabalgarbi#.WPhqhUyqpv0.email

Hernández Abaitua, R. y Casado, M. (2017). No somos querubines y no tenemos un planeta de recambio

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Si preguntáramos a la gente, a todo tipo de gente (también a la que se considera de izquierda-izquierda), por cómo se imagina la sociedad de mediados del siglo XXI, la mayoría seguramente respondería que imagina una sociedad en la que, en un mundo aún más globalizado e intercomunicado, la economía saludable seguiría intrínsecamente vinculada a su crecimiento material y que el “progreso científico-técnico”, en su desarrollo imparable, sería capaz de resolver todos los problemas y de remover todos los obstáculos que ese crecimiento fuera generando. Por eso, es muy probable que esa misma gente señalara que la receta para salir de la crisis actual, así como el indicador de que la hemos dejado atrás, sería, sin duda, una nueva de etapa de crecimiento económico.
Sin embargo, ¿se preguntaría esa mayoría sobre las bases materiales en las que ese mundo tendría que apoyarse? ¿Reflexionaría sobre si es posible, e incluso conveniente, retomar la senda del crecimiento material de la economía y mantenerla en el tiempo? No parece que sea así, ya que las acciones de las élites económicas, políticas y mediáticas, así como las propuestas de una buena parte de la intelectualidad, incluidos premios Nobel, entre los que destacan ¡qué paradoja! los economistas, obvian completamente algo tan central como el hecho de que el planeta, nuestro planeta, el único que tenemos, ese en el que vivimos y del que dependemos, está cada vez mas exhausto.
A los síntomas claros de agotamiento, tales como el fin de la era de la abundancia de combustibles fósiles y de muchos de los materiales estratégicos, o la disminución de agua para el consumo, o el colapso de importantes pesquerías… se añaden

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Tanuro, D. (2017). Una amenaza de la derecha, una trampa para la izquierda

Viento SUR. 26/03/2017

Cuando Donald Trump confirma su desatado negacionismo climático, James Baker y otros siete pesos pesados del Partido Republicano estadounidense retoman por su parte, una idea lanzada por el célebre climatólogo y militante James Hansen (Universidad de Columbia): establecer un impuesto al carbono que crecería regularmente y cuyos ingresos serían íntegramente distribuidos a los ciudadanos y ciudadanas bajo la forma de dividendo idéntico para todas las personas. El interés de la población por el dividendo creciente permitiría elevar el impuesto a un nivel elevado, prueba de eficacia ecológica. Empresas y particulares serían incitados a pasarse a las energías renovables.

Ahora bien, el infierno está empedrado de buenas intenciones. Las prioridades de los autores no son ni ecológicas ni sociales. Utilizan la inquietud frente al cambio climático y el descontento frente a la austeridad para intentar levantar simultáneamente varios desafíos del capitalismo estadounidense y construir una hegemonía política reaccionaria. Su método es más sutil que el de Trump pero las convergencias son grandes, especialmente respecto al desmantelamiento de la Agencia de Protección del Medioambiental (EPA).

A corto plazo, esta propuesta de impuesto-dividendo se libra de las burradas de los climanegacionistas, que ocupan el escalafón más alto entre los republicanos. Pero la presión se va a acentuar pues el gran capital transnacional está totalmente convencido de la necesidad de profundizar la política climática neoliberal puesta en marcha con la COP21. Así que, en la lógica del “capitalismo verde”, quiere que se le ponga un precio al carbono y saber a qué atenerse respecto a su evolución para poder planificar sus inversiones. La propuesta de James Baker, Georges Schulz y sus colegas que acaban de reunirse con el vicepresidente Mike Pence, da una idea de las amenazas que se avecinan.

Las corrientes de izquierda que se comprometieron en el apoyo a la propuesta de James Hansen corren el riesgo de caer en la trampa. Una vez más, la realidad se impone: sea bajo la forma de un impuesto al carbono o de los derechos de emisión canjeables, no existe una estrategia de mercado que permita ganar la lucha contra el cambio climático provocado por el mercado: la catástrofe solo se puede conjurar enfrentándose al capitalismo y a la dinámica de acumulación.

Una sombra en la imagen de la COP21

Los negociadores de la COP21 en 2015, en París, no ocultaron su satisfacción al final de los trabajos: la cumbre del clima era un éxito. Al contrario que la de Copenhague en 2009, acababa en un acuerdo. Este incluso podía ser clasificado de ambicioso puesto que los gobiernos se comprometían a actuar para mantener el aumento de la temperatura “muy por debajo de 2ºC” “continuando los esfuerzos” para no sobrepasar el 1,5ºC de calentamiento. Nadie había imaginado semejante avance.

Sin embargo, había una sombra en esa imagen,

Ikus gehiago/ Para ver más: http://vientosur.info/spip.php?article12398#sthash.p1Ho6gG9.dpuf