De “forma natural”. Así describían unas jovencísimas asistentes a la reunión de Feministas por el Clima la manera en que han confluido en este recién generado espacio. Es buen resumen para explicar que un par de mensajes de telegram y whatsapp lograran que más de un centenar de mujeres de varias generaciones y diferentes colectivos feministas y ecologistas nos sentáramos juntas y nos pusiéramos a pensar juntas.
De esto hace pocas semanas, pero ya tenemos una agenda cargada de propuestas y
acciones en la semana de actividades frente a la emergencia climática. Y también sabemos que el próximo 27 de septiembre, día de la Huelga Climática Mundial, queremos marchar juntas y con todas las que quieran en un bloque propio, teñido de verde y violeta, para denunciar que “el planeta no es vuestro y nuestros cuerpos tampoco”. Después tenemos la intención de seguir y de ser muchas más.
Esa forma natural de encontrarnos tiene un fondo compartido. Es un pensamiento y posicionamiento profundo sobre la realidad global que nos atraviesa como seres “humanas” y especialmente como mujeres, desde el planeta hasta nuestros cuerpos: el ecofeminismo.
Corrientes de pensamiento que engranan feminismo y ecologismo, plantean enmiendas a la totalidad del sistema, denunciando las bases que sostienen un orden capitalista, patriarcal, racista, capacitista y profundamente insostenible. Un sistema que ha desplazado a las mujeres y al planeta, a la naturaleza que nos mantiene, a papeles secundarios dentro de su sistema de valores, pero imprescindibles si pensamos en nuestra supervivencia como especie.
Las Feministas por el Clima sabemos que las movilizaciones de estos días y este grito planetario ante la crisis climática son un asunto profundamente feminista.
Lo son porque el patriarcado se ha ocupado de que los daños de la crisis ecológica se distribuyan de forma desigual, con sesgo de género (también de clase, de raza…) y la pobreza ecológica sea, en mayor proporción, femenina.
Lo son porque los feminismos son conscientes del cruce de opresiones y hacen suyas las causas de los colectivos vulnerabilizados como las personas refugiadas, las precarias, las ancianas… que vivirán con más dramatismo las consecuencias del cambio climático.
Lo son porque nos preocupa que las aparentes salidas de esta crisis de nuevo se construyan sobre las espaldas de las mujeres y no desarmen los mecanismos de un sistema que nos necesita como trabajadoras sin salario y sin derechos.
Lo son porque nosotras, desde hace siglos, mantenemos con dificultad las vidas cotidianas, el bienestar y la salud de muchas personas, en medio de un orden económico que está en guerra contra la vida.
Lo son porque queremos formar parte protagonista de esa comunidad humana que se organiza y se enfrenta a la mayor crisis que la humanidad ha conocido.
Puede sonar a frase hecha, pero no por ello es menos cierta: la salida de la crisis climática y ambiental será ecofeminista… o tristemente, no será.
En este enlace se pueden consultar las movilizaciones para este 27S en todo el mundo y en todas las ciudades. ¡Sobran razones para sumarse!
Tomado de https://www.elsaltodiario.com/saltamontes/feministas-por-el-clima