La disyuntiva

31/05/2019

La Humanidad, es decir todas y cada una de las personas que vivimos en cualquier territorio del planeta, se encuentra ante una disyuntiva que no tiene parangón con cualquier otra situación crítica que haya vivido a lo largo de su existencia en el planeta Tierra. La extrema gravedad de la situación estriba en que no cabe la inhibición. No decidirse, significa a efectos prácticos, escoger la peor de las dos opciones: la catástrofe para la vida y su diversidad, la especie humana y las conquistas de la civilización que durante siglos hemos desarrollado. Pronunciarse por detener el proceso de deterioro medioambiental, social, cultural y de valores, por parar el esquilme de los recursos naturales y por impedir el atentado creciente a la biodiversidad antes de que lleguemos al punto de imposible retorno, exigirá un esfuerzo colectivo impulsado por otros parámetros económicos, sociales, éticos y de concepción de la vida que hagan posible la plenitud generalizada de los DDHH para las futuras generaciones y los Derechos del Planeta Tierra que nos sustenta. Pero sobre todo exigirá forjar un nuevo sujeto colectivo consciente y con conciencia de la situación actual que impulse, conduzca y organice el paso a la nueva situación deseada. ¿Somos alarmistas y exageramos?

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